miércoles, 13 de febrero de 2013

Lecciones y Ángeles en el camino


Hoy tuve la oportunidad de conocer a un ángel y de recibir una gran lección de vida.

Los mensajes llegan de formas muy curiosas y a veces de forma tan sutil que no nos damos cuenta y lo dejamos pasar como un hecho cotidiano de la vida.

Todo comenzó desde el día de ayer por la noche cuando llegue a casa cansado del ajetreo de la oficina, el tráfico y la contaminación, regularmente bajo de mi carro, entro a la casa, subo a mi recamara y preparo mi maleta de gimnasio para el siguiente día. Lo primero que guardo en la maleta para el siguiente día son mis zapatos. Quien me conoce ya tiene la imagen clara de los zapatos que uso de forma cotidiana. Botines de tipo hiking, o sea, suela de goma agujetas largas, etc. como debe ser un zapato para caminatas largas. Luego sigue mi pantalón de mezclilla o jeans como regularmente los llamamos y una camisa generalmente de manga larga. Así me conocen todos mis amigos y compañeros de trabajo. Sin embargo el día de ayer, se me ocurrió guardar en la maleta algo de ropa más formal; unos zapatos negros de calle, un pantalón negro y mi camisa. Vestimenta rara que utilizo solo cuando tengo algún evento al que no puedo aparecerme de jeans. Vestido así me siento muy raro y todos lo toman de botana; que si voy a hacer mi primera comunión, que en donde quedo Juan, que chulo te ves, etc. ya se imaginarán la cantidad de comentarios divertidos que se vierten durante un día en el que me visto diferente. Jaja y si llego con corbata mejor ni les platico.

En fin, así solo porque sí decidí cambiar mis zapatos en la maleta. Hoy por la mañana comencé mi día con la rutina de siempre, correr al baño, lavar dientes, y cara, vestirme para el gim salir corriendo para encontrar lugar en el estacionamiento, y así, como casi todos los días. Las rutinas y casi ceremonias que todos seguimos para comenzar el día. Cuando llegue a la oficina prendí mi lap para revisar correos y uno que siempre checo primero un correo que me llega hace años del I Ching. El de ayer decía:


Meng: La Inexperiencia,
Deseas lograr una meta pero para alcanzarla deberás encomendarte a un maestro o guía que te ayude a superar los obstáculos. Inicialmente conservarás la inocencia típica de los niños después, gracias a la experiencia, finalmente serás consiente de tus actos.
Interesante, y coincidente? estoy trabajando en un par de proyectos para este año. Metas que tengo. Qué casualidad que el I Ching se refiere a mi deseo de lograr una meta y me dice que me encomiende a un maestro o guía.
 
 


Paso mi día y trabaje en mis responsabilidades del diario y de rato en rato en mis proyectos para este año.

El día de hoy a revisar mis correos, nuevamente un mensaje muy curioso del I Ching. Ayer hablo de la inexperiencia, y de pedir el consejo y guía de un maestro, pero el de hoy me hablo del ascenso y de no tener miedo. De ser constante y tener empeño para llegar a alcanzar las metas fijadas.

Sheng: El Ascenso,
No debes tener miedo porque el momento es propicio. Podrás llegar lejos y con un empeño constante alcanzar la meta fijada. A lo largo de tu camino encontrarás personas importantes e influyentes. Se merecen tu confianza, tiene en cuenta el ejemplo y los consejos que te darán.

Vaya, dos importantes mensajes escritos a los cuales tengo que prestar mucha atención. Pero el mensaje más importante estaba por llegar y por entrega personalizada.

Dando la vuelta por la oficina vi al muchacho que de vez en cuando viene a bolear zapatos. Hace un par de meses, le pregunte porque no venía con más frecuencia y me contesto que hay días en los que nadie se quiere bolear y se va en blanco. Me dijo; "ayer no tuve ni pal pasaje de regreso así que me tuve que ir caminando y mi casa esta re lejos" yo le comente que cuando eso le pasara me viera y aun cuando no me diera bola, yo le completaba para su pasaje. En fin, se fue y no había regresado, si no me equivoco, desde diciembre. El tema es que hoy lo vi y de pura casualidad yo traía zapatos que necesitaba una buena boleada así que le pedí que pasara a mi oficina. Oiga jefe, esos muñequitos que tiene en su escritorio son budas verdad? me llamo la atención de su interés pero le conteste que sí. Ay fíjese es que llevo rato buscando unos pa mi negocio, mi papa me dijo que si uno les soba la panza dan buena suerte y fíjese que no he encontrado uno pa ponerlo en mi negocio. Y de que es tu negocio le pregunte, pues de discos y películas, fíjese jefe que yo trabaje muchos años para una empresa grande y pues no ganaba más de lo que me pagaban así que un día decidí independizarme deje el trabajo y me puse a trabajar yo solo. Así ya compre mi casita, cuando me caen unos pesos pues compro una varillita y otros pesos y algunos ladrillos y así le junto pal albañil y fíjese que ya le construí un cuarto para mi hijita que tiene dos años. No jefe así es la única forma de hacerse de algo.

Si mi papa no me dejo nada, yo si le voy a dejar algo a mis dos hijos y les tengo que dar el ejemplo. Mi negocio no siempre jala bien, empecé en mi casa pero ya lo saque y ahora vende mejor, y si algún día no vendo bien, pues me salgo a la calle a bolear, arreglo zapatos, vendo botanas en las bases de taxis o refrescos en los camiones, pero así es la única forma de salir adelante. Oye, le pregunté, y en donde aprendiste a arreglar zapatos? Pues la necesidad jefe, y como coces las suelas? Pues a máquina, me costó mucho pero me la compré. Pero ya ve como es la gente de envidiosa ahí en la colonia pues muchos me dicen que como le hago para hacerme de las cositas que tengo. Pues jefe le trabajo mucho, me desvelo, salgo a la calle a vender y me friego todo el día, pero todo eso lo hago por mi esposa y mis hijos.

La verdad tuve que contenerme para no llorar, pero no quería llorar por él, quería llorar por mí, por mi estupidez, por mis miedos, por mi falta de decisión.

 Cuantos mensajes nos llegan y no los vemos, y el día de hoy, cuando José Luis me boleaba los zapatos, mi oficina se llenó de una intensa luz durada que llego a mi corazón e ilumino mí alma y por un momento muy breve, logré ver sus alas, que en un principio estaban ocultas ocultas bajo el suéter roto que traía puesto.

Cuantas veces nos topamos con alguien y no le damos importancia a su persona o a lo que nos dice.

La plática de hoy con José Luis, el bolero, podía haber sido como cualquier otra que entabla uno con alguien en la calle, pero hoy descubrí que José Luis no es un bolero, es un Ángel que viene de vez en cuando para ver cómo estamos y que necesitamos. Y precisamente hoy que yo necesitaba a un Maestro a mi lado, Él llego a darme la lección que estaba esperando.

Cuando salió José Luis de mi oficina no pude contener el llanto. El un llanto de agradecimiento, me sentí verdaderamente cobijado y agradecido.

Gracias señor por enviarlo a mi camino y por haberme dado la luz para ver y escuchar su mensaje. Nunca vuelvo a tener miedo ni a sentirme como me he sentido estos últimos días. Es verdaderamente reconfortante sentir la presencia de Dios.

Sigo mi camino cada día con pasos más firmes y vamos a darle duro para cumplir las metas de este año.

Namaste

 

 

martes, 5 de febrero de 2013

Osho tu y yo: Solo estoy Observando

Osho tu y yo: Solo estoy Observando: Al viajar por el Oriente, mantuve contacto con los monjes del Tíbet, en Mongolia, Japón y China. Eran hombres serenos, solícitos, ref...

Solo estoy Observando



Al viajar por el Oriente, mantuve contacto con los monjes del Tíbet, en Mongolia, Japón y China.
Eran hombres serenos, solícitos, reflexivos y en paz con sus mantos de color azafrán.
El otro día, observaba el movimiento del aeropuerto de San Pablo: la sala de espera llena de ejecutivos con teléfonos celulares, preocupados, ansiosos, generalmente comiendo más de lo que debían.  Seguramente, ya habían desayunado en sus casas, pero como la compañía aérea ofrecía otro café, todos comían vorazmente.  Aquello me hizo reflexionar:  "¿Cuál de los dos modelos produce felicidad?"
Me encontré con Daniela, de 10 años, en el ascensor, a las 9 de la mañana, y le pregunté: "¿No fuiste a la escuela?"  Ella respondió: "No, voy por la tarde."
Comenté: "Qué bien, entonces por la mañana puedes jugar, dormir hasta más tarde."
"No", respondió ella, "tengo tantas cosas por la mañana..."
"¿Qué cosas?", le pregunté.
"Clases de inglés, de baile, de pintura, de natación", y comenzó a detallar su agenda de muchachita robotizada.
Me quedé pensando: "Qué pena, que Daniela no dijo: "¡Tengo clases de meditación!"
Estamos formando súper-hombres y súper-mujeres, totalmente equipados, pero emocionalmente infantiles.
Una ciudad progresista del interior de San Pablo tenía, en 1960, seis librerías y un gimnasio; hoy tiene sesenta gimnasios y tres librerías!
No tengo nada contra el mejoramiento del cuerpo, pero me preocupa la desproporción en relación al mejoramiento del espíritu. Pienso que moriremos esbeltos: "¿Cómo estaba el difunto?". "Oh, una maravilla, no tenía nada de celulitis!"
Pero cómo queda la cuestión de lo subjetivo?  De lo espiritual?  Del amor?
Hoy, la palabra es "virtualidad". Todo es virtual. Encerrado en su habitación, en Brasilia, un hombre puede tener una amiga íntima en Tokio, sin ninguna preocupación por conocer a su vecino de al lado! Todo es virtual. Somos místicos virtuales, religiosos virtuales, ciudadanos virtuales. Y somos también éticamente virtuales...
La palabra hoy es "entretenimiento"; el domingo, entonces, es el día nacional de la imbecilidad colectiva.
Imbécil el conductor, imbécil quien va y se sienta en la platea, imbécil quien pierde la tarde delante de la pantalla.
Como la publicidad no logra vender felicidad, genera la ilusión de que la felicidad es el resultado de una suma de placeres: "Si toma esta gaseosa, si usa estas zapatillas, si luce esta camisa, si compra este auto, usted será feliz!"
El problema es que, en general, no se llega a ser feliz! Quienes ceden, desarrollan de tal forma el deseo, que terminan necesitando un analista. O de medicamentos. Quienes resisten, aumentan su neurosis.

El gran desafío es comenzar a ver cuán bueno es ser libre de todo ese condicionamiento globalizante, neoliberal, consumista. Así, se puede vivir mejor. Para una buena salud mental son indispensables tres requisitos: amistades, autoestima y ausencia de estrés.
Hay una lógica religiosa en el consumismo post-moderno.

En la Edad Media, las ciudades adquirían status construyendo una catedral; hoy, en Brasil, se construye un shopping-center.  Y, es curioso, la mayoría de los shopping-center tienen líneas arquitectónicas de catedrales estilizadas; a ellos no se puede ir de cualquier modo, es necesario vestir ropa de misa de domingo. Y allí dentro se siente una sensación paradisíaca: no hay mendigos, ni chicos de la calle, ni suciedad...
Se entra en esos claustros al son gregoriano post-moderno, aquella musiquilla de esperar al dentista.  Se observan varios nichos, todas esas capillas con venerables objetos de consumo, acolitados por bellas sacerdotisas.

Quienes pueden comprar al contado, se sienten en el reino de los cielos.
Si debe pagar con cheque post-datado, o a crédito se siente en el purgatorio.
Pero, si no puede comprar, ciertamente se va a sentir en el infierno...

Felizmente, terminan todos en una eucaristía post-moderna, hermanados en una misma mesa, con el mismo jugo y la misma hamburguesa del Mc Donald...

Acostumbro a decirles a los empleados que se me acercan en las puertas de los negocios:  "Sólo estoy haciendo un paseo socrático". 
Delante de sus miradas espantadas, explico: "Sócrates, filósofo griego, también gustaba de descansar su cabeza recorriendo el centro comercial de Atenas. Cuando vendedores como ustedes lo asediaban, les respondía: ...

"Sólo estoy observando cuántas cosas existen que no preciso para ser Feliz"!